Hay
tres situaciones cuando es recomendable para un judío temeroso de Di-s hacer
una promesa, siempre que él esté completamente consciente de su compromiso:
1.
Si alguien ha adquirido hábitos pecaminosos y desea hacer teshuvá
(arrepentimiento), puede prometer para fortalecer su resolución. Por ejemplo,
si era un glotón, puede hacer una promesa para abstenerse de carne por un
período de tiempo; si era un bebedor, para abstenerse de alcohol; si él era
codicioso, para rehusar regalos, y así sucesivamente.
2.
Si una mitzvá (mandamiento) se le presenta a alguien, él puede declarar bajo
juramento cumplirla para no perder la oportunidad.
3.
Hay una tradición de nuestro antepasado Iaacov de hacer una promesa en tiempos
de aflicción.
Huyendo
de su hermano Esav, Iaacov hizo una promesa de entregar a Di-s un décimo de
todas sus ganancias si El lo retornaba a salvo y proveía sus necesidades. No
obstante, aún el gran tzadik (justo) Iaacov sufrió infortunios porque él demoró
el cumplimiento de su promesa.
Quien
promete con relación a materias triviales transgrede grandemente y causa un
jilul Hashem. (Profanación del nombre de Di-s.)
Un
hombre llamado Shimón ben Antipater era famoso por su hospitalidad. No
obstante, un rumor extraño alcanzó los oídos de los Sabios. Se decía que cuando
él invitaba huéspedes los servía bien, los acompañaba parte del camino, pero
antes de volverse de regreso él les daba una severa golpiza.
Cuando
a Rabí Iajanán ben Zakai se le informó esto, él convocó a Rabí Iehoshúa y le
ordenó visitar la casa del hombre para investigar el tema.
Rabí
Iehoshúa arribó al hogar de Rabí Shimón y fue cordialmente bienvenido. El y el
señor de la casa se sentaron a estudiar Torá hasta la noche y les fue servidas
una buena cena. A la mañana siguiente Shimón le dijo, "Vayamos a la casa
de baños."
Cuando ellos retornaron, les fue servida otra satisfactoria
comida. Agradeciendo a su anfitrión, el Sabio dijo, "Yo debo partir ahora.
¿Quién me acompañará?". "Yo mismo," replicó el señor de la casa.
Rabí
Iehoshúa, caminando delante de su anfitrión, anticipaba nerviosamente la
golpiza que podía venir en cualquier momento.
El
tiempo de despedirse llegó sin incidente, y el anfitrión se aprestó a retornar
a su casa. Rabí Iehoshúa lo volvió a llamar y dijo, "Por favor permitídme
hacéros una pregunta. ¿Por qué vos usualmente azotáis a vuestros huéspedes, mas
a mí no me pegásteis?"
Replicó
Shimón, "Vos sóis un talmid jajam (estudioso), y os condujísteis vos mismo
noblemente en mi hogar. Los otros huéspedes usualmente hacen todo tipo de
juramentos. Ellos juran no comer o beber o hacer ciertas cosas, y luego hacen
caso omiso de sus promesas. Yo he oído que quien toma un juramento y lo profana
merece el castigo de cuarenta azotes."
"Ellos
ciertamente los merecen," concordó Rabí Iehoshúa. "Cuarenta de vos,
cuarenta de mí, y otros cuarenta de los Sabios que me enviaron para investigar
este tema."
Aún
una persona que jura confiablemente y cumple su juramento es castigada si tiene
el hábito de jurar innecesariamente.
El
Rey Ianai rigió sobre dos mil aldeas y Di-s destruyó a todas ellas. ¿Por qué?
Los
habitantes estaban acostumbrados a decir, "Yo juro que iré a este lugar;
que comeré ese alimento," y similar. A pesar de que ellos cumplirían sus
juramentos, Di-s los castigó porque uno no debería tomar un juramento
innecesariamente.
Un
juramento o promesa es obligatorio cuando es tomado por un muchacho desde la
edad de trece años y una muchacha desde la edad de doce, (o por un muchacho de
doce y una muchacha de once si ellos entienden su significado).
Dado
que Hashem entiende perfectamente la naturaleza humana y conoce que una persona
puede lamentar más tarde su promesa obligatoria, El nos dio modos para
anularlo.
Invalidación
de Promesas:
Si
alguien toma un juramento o un voto y luego se da cuenta que es demasiado
difícil para él cumplir, puede ir a un talmid jajam que es un experto en las
halajot (leyes), o a tres legos. Ellos pueden absolverlo sobre la base de su
declaración de que al tiempo de tomar la promesa él no era completamente
consciente de todas sus implicancias.
Si él hubiera comprendido todas las
dificultades de mantenerla, no habría actuado así. Así, la promesa fue un error
de su parte. El explica los detalles de su promesa al juez (o jueces), quien
determina si las circunstancias le permiten conceder una absolución. Si él
descubre un punto de arrepentimiento del cual la persona que tomó el juramento
no era consciente en el momento, puede absolverla.
"¿Hubiérais hecho
vuestra promesa si supiérais que más tarde lo lamentaríais?" le pregunta
el juez. "No," replica la persona que tomó el juramento. Estáis
liberado de él," sentencia el juez.
El
hecho de que las promesas pueden ser invalidadas no debería inducir a una
persona a tomarlos ligeramente. El Sanhedrín en el tiempo del Rey Tzidkiahu fue
condenado a muerte por anular una promesa.
El
emperador babilónico Nabucodonosor trató a su vasallo, el rey judío Tzidkiahu,
respetuosamente. Cuando Tzidkiahu llegó a Babel para afirmar su alianza con el
emperador, Nabucodonosor le concedió libre acceso a su palacio. El designó a
Tzidkiahu soberano sobre los reinos de Edom, Moab, Amón, Tzor, y Tzidón.
Tzidkiahu entró una vez al comedor privado de Nabucodonosor sin ser anunciado y
lo encontró arrancando los miembros de una liebre viva para comerlos. Comer los
miembros de un animal vivo está prohibido por la ley de Noaj aún para un
no-judío. Más aún, Nabucodonosor no deseaba que se publicitara que él estaba
entregado a hábitos crueles.
Avergonzado,
Nabucodonosor ordenó a Tzidkiahu, "¡Jurad que vos no revelaréis nunca lo
que habéis presenciado!". "Yo juro," replicó Tzidkiahu. Más
tarde, no obstante, él lamentó su juramento de no revelar la conducta
vergonzosa del emperador y solicitó al Gran Sanhedrín anular su juramento.
Su
anulación probó ser fatal para ellos. Una vez cuando los cinco reyes gobernados
por Tzidkiahu estaban conversando, ellos ridiculizaron a Nabucodonosor.
"Vos deberíais ser emperador antes que él," adularon a Tzidkiahu.
"Sóis un descendiente de la dinastía real de David, y vuestra conducta es
más noble que la de él." "Vosotros podéis estar seguros de que él es
un hombre cruel," concordó prontamente Tzidkiahu. "Una vez, al entrar
a su comedor, lo sorprendí devorando a un conejo vivo."
Los
cinco reyes despacharon inmediatamente un mensajero a Babel para informar a
Nabucodonosor, "El judío a quien vos concedéis libre acceso a vuestro
palacio alega que él os observó comer un animal vivo."
Nabucodonosor
consideró la ofensa de Tzidkiahu traición, pero estaba inseguro de si castigar
a Tzidkiahu solo o al pueblo judío entero.
Nabucodonosor
viajó a la ciudad de Dafne cerca de Antioquía y ordenó a Tzidkiahu y los
miembros del Sanhedrín presentarse ante él.
Nabucodonosor
dio a los Sabios Judíos sillas de honor.
"Sentáos,"
ordenó él, "y exponed vuestra Torá a mí."
Los
Sabios tradujeron para él una parshá tras otra. Cuando ellos llegaron al tema
de promesas en parshát Matot, el emperador inquirió, "Si alguien desea
anular una promesa, ¿puede hacer así?". "El puede ir a un
Sabio," replicaron ellos, "quien tiene la autoridad para anular su
promesa." "¡Ahora yo sé cómo Tzidkiahu me traicionó!" los acusó
el emperador.
"¡El vino a vosotros y vosotros anulásteis su
juramento!". En gran temor de ser puestos a muerte o cruelmente torturados
por el emperador, los Sabios apelaron al Todopoderoso para evocar los grandes
méritos de sus antepasados y asistirlos. Pero Hashem no aceptó sus oraciones.
Nabucodonosor
ordenó que cada miembro del Sanhedrín fuera atado por su cabello a la cola de
un caballo y fuera arrastrado desde Ierushalaim a Lud.
Este
trágico evento fue uno de los muchos que presagiaron la destrucción de
Ierushalaim y el Beit Hamikdash.
Anulación
de Promesas
Algunas
promesas tomadas por una muchacha pueden ser anuladas por su padre, y algunas
de las promesas de una mujer casada pueden ser anuladas por su marido. Un padre
tiene el derecho de anular una promesa por el cual su hija de menos de 12 años
y medio de edad se aflige a sí misma. Un marido está facultado para anular toda
promesa que afecta la relación entre su esposa y él mismo o por la cual la
esposa se aflige a sí misma.
El
padre o marido puede anular la promesa de una hija /o esposa sólo si él declara
su desacuerdo en el preciso día que él escucha la promesa. Si deja pasar el día
sin cancelar la promesa, pierde el derecho de hacer así más tarde.
¿Por
qué fue Moshé descripto como "ish ha"Elokim (Devarím 33:1)?
Moshé
estaba singularmente privilegiado para anular promesas tomadas por el
Todopoderoso lo mismo que un ish / marido.
Después
del Pecado del Becerro de Oro, Hashem amenazó, "Yo juro que quienquiera
adore a otros poderes que a Mí será destruido."
Moshé,
el experto abogado defensor para Kelal Israel, imploró, "¿No me enseñaste
Tú a mí en Har Sinai las leyes de anular promesas? Un maestro que desea que
otros obedezcan sus reglas debe él mismo actuar de acuerdo con ellas. Cuando
los judíos adoraron al Becerro de Oro, ellos asumieron que sus acciones estaban
permitidas. ¿No deberías Tú entonces anular Tu promesa?"
Envolviéndose
en su talit, Moshé se sentó en el rol del talmid jajam que anula promesas, y el
Todopoderoso, se paró y solicitó de Moshé que lo absolviera de Su juramento.
Este
Midrash pone de relieve: La
gran bondad de Hashem hacia el pueblo judío. Por consideración a Su pueblo, El
consideró su promesa como sí fuera anulada.
El
poder de los tzadikím (Justos) - Sus tefilot (plegarias) convierten duros
decretos en misericordiosos, influenciando el curso de la historia.
(El
Midrásh, Séfer Bamidbar, Parashá Matót).
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