10 mayo 2014

Parasha Behar por Rabbi Peter Tarlow

La sección de la Torah que se lee esta semana se llama "BeHar".  Es la lectura penúltima de Levítico y van a encontrar esta parashá breve e impactante en los capítulos 25:1-26:2. La parashá trata del asunto de la posesión legítima de la propiedad y del tiempo. Aunque la parashá habla mucho, el apuntalamiento teorético de la parashá es el concepto de la comunidad y de nuestra responsabilidad personal de unos con otros.  Puede ser que no sea ninguna exageración decir que es en Behar donde se encuentra la base de la justicia social tal como la entendemos modernamente.



La parashá actual ve el pueblo de Israel como una sola comunidad y que su tierra pertenece solamente a D'os. Es por eso que nos fijamos en una tensión constante que corre por el texto: ¿Dónde terminan los derechos del individuo y en dónde empieza su responsabilidad con la sociedad?  La parashá nos hace preguntar sobre el papel de la propiedad pública ante el derecho privado de la misma y nos pregunta: "¿en qué punto se transforman las acciones de un gobierno en un ejercicio de tiranía y dictadura?  Es en esta sección que releemos acerca del año Shmitá (el año sabático de la tierra) y también sobre el Yovel, el quincuagésimo año, cuando se devuelve la propiedad a su dueño original). 

Además, no somos nosotros los que damos descanso a la tierra sino que es la deuda de la tierra misma hacia el Creador. De la misma manera en que el ser humano debe mostrar su gratitud a D'os por medio del día sabático, también la tierra debe mostrar al Creador su gratitud por medio de su año sabático.


La parashá nos pregunta si una sociedad puede sobrevivir si cada ciudadano es el juez final de sus acciones y sin ninguna responsabilidad hacia su prójimo. Desde la perspectiva de Levítico nuestra responsabilidad no es solamente hacia nosotros sino también para con nuestra comunidad, para con la tierra, para con el tiempo, y sobre todo para con el Eterno. Por eso cada uno de nosotros no puede elegir su propio día para Shabbat, sino que todo el pueblo de Israel debe estar sincronizado y debe santificar el séptimo día. Nada que discutir sobre ese tema. Porque no es el hombre quien guarda el Shabat, sino que es el Shabat y su observancia lo que hace que el hombre camine hacia su Creador. Los judíos no construimos catedrales con piedras, nuestro magnífico edificio, el día sábado, es una "catedral nacional de tiempo".


La parashá para esta semana y para la próxima da énfasis a nuestras acciones. Nos enseña que lo que hacemos y la manera en que actuamos para con nuestro prójimo tiene mucha importancia,  nos aleja o nos acerca a D'os. Nos recuerda que es nuestra obligación extender el brazo para ayudar el otro, apoyar a nuestro prójimo en sus necesidades y consolarlo durante sus tiempos difíciles. Por eso nos manda vestir el desnudo, confortar el afligido y enterrar los muertos. Estas acciones, y otras, son más que meramente mitzvot; son las maneras prácticas por las cuales construimos una sociedad sagrada.

Este libro no estaría de acuerdo con el enfoque que mucha gente moderna usa, que el individuo es el juez final de todas sus acciones. Este libro nos recuerda que hay que tener cuidado con el culto al  individualismo y la falta de comunidad y responsabilidades comunitarias, sin esta responsabilidad todos sufrimos en un mundo de egoísmo, aislamiento, anomia y enajenamiento. ¿Qué opinan?  ¿Donde termina su responsabilidad personal y dónde comienza su responsabilidad comunitaria?

L'Biddurjem/Para Reír


Un agente de policía muy querido en Chicago tenía una extraña fobia. Decidió ir al psiquiatra. Le explicó, que cada vez que se acostaba tenía la impresión que alguien estaba debajo de la cama.
El médico le dijo al policía que si asistía tres veces por semana en dos años, le curaría. 
¿Cuanto costará? preguntó el policía.
Con un descuento le saldrá solamente por $200 dólares la hora.
Dijo el policía al psiquiatra, -Lo pensaré-
Después de seis meses el policía se encontró con el médico quien le preguntó por qué nunca había vuelto a verlo.
Le dijo el agente de policía al médico:  ¿Conoce a Izzy el carnicero?  Me curó por solamente $10 dólares.
¿Qué hizo?  Preguntó el médico
Me aconsejó que le quitara las patas a la cama...

Shalom u-vrachah, In peace and blessings!


Dr. Peter Tarlow, Rabbi Director for the Center of Hispanic-Jewish Relations at Texas A&M Hillel

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