La historia de la liberación del Pueblo Judío de manos del
imperio Persa, prodigiosamente realizada por el Eterno, ha fascinado a las personas de todas las
generaciones. A través de los siglos los estudiosos de las escrituras se han
preguntado por qué no aparece el Nombre del Eterno en la Meguiláh de Ester, sin
embargo aceptan que la Presencia de HaKadósh Barúj Hu es tan evidente en el
relato que no fue necesario Mencionarlo.
El Pueblo Hebreo ha sido ampliamente conocido a través
de la historia por ser culto y fiel seguidor de sus tradiciones y folklore, de
modo que su identidad ha quedado plasmada en numerosos escritos con el correr
del tiempo. El respeto y honor que se da a los gobernantes, a los ancianos y a
la familia en si en el Pueblo Semita, es un gran ejemplo a emular por las
naciones del mundo.
En ocasiones el ser humano piensa que es
autosuficiente para resolver las situaciones que se le presentan en su diario
andar. Pero la experiencia de Israel, nos ha mostrado que es necesario confiar
en el Hacedor de todo cuanto existe para poder tener una vida plena y
armoniosa.
Los Judíos han demostrado que a pesar de todas las
dificultades que han atravesado, siempre han confiado que hay un Poder Superior
que los ayuda y alienta a seguir adelante en las vicisitudes en que se han
encontrado, cuando el opresor ha querido tomar posesión de su existencia, y que
a pesar de que ha querido exterminarlo por completo, no ha podido lograr su
cometido.
Los Soferim siempre han contado con Siata Dishmaya
(Ayuda del Cielo) para escribir los libros sagrados de acuerdo a la Voluntad
del Eterno. Es tan estricta la Masoráh en cuanto a la transmisión de los
textos, que cuando una letra falta o sobra en el pergamino, entonces se
convierte automáticamente en Pasúl (Inservible) y tiene que ser enterrado para
evitar que se transmita el error a través de todas las generaciones actuales y
venideras.
El Talmud Bavli en el Tratado Kelim 139
contesta a la interrogante que se han hecho teólogos, y estudiosos de los
textos hebreos a través del tiempo: ¿Dónde encontramos a Ester en la Toráh?”:
“En Devarim 31:18.- “Veanojí Haster Asetir Panai”. / “Empero Yo
esconderé ciertamente Mi Rostro”.
Esto es precisamente lo que El Eterno hizo en la Meguiláh Ester:
“Esconder Su Rostro a través del Álef Bet”. El Eterno nos hace la misma
pregunta que hizo a Manoaj padre de Shimshóm: Shoftim 13:18.- Y el Maláj del Eterno respondió:
¿Por qué preguntas por mi nombre, que es oculto?
En la Meguiláh se menciona: Ester 1:20.-
Y el mandamiento que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande,
y todas las esposas darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. Y este es un gran consejo para las mujeres de todas las generaciones: Que
respeten a sus maridos, los amen y apoyen en sus decisiones siempre y cuando
sean correctas.
Precisamente en la expresión del Pérek
1, Pasúk 20: “Todas las esposas darán”. Que en Ivrit se dice: “Hi Vejol
Hanashim Yitenu”; se encuentra un
Secreto Maravilloso: “El Nombre del Eterno”. En la primera letra de cada
palabra comenzando por la palabra Hi/Ella, encontramos el Nombre del Shadday:
Yud, Hei, Vav, Hei a manera inversa. (Cada letra del Nombre del Eterno la
plasmé de color rojo para que se pueda apreciar mejor):
Seguidamente la
Meguilá hace mención de las palabras de Hadassah: Ester 5:4.- Y Esther dijo: Si al rey
place, venga hoy el rey con Hamán al banquete que le he hecho. El Nombre del
Eterno está oculto en las palabras: “Venga el rey y Hamán hoy”. / “Yavó Hamélej Vehamán Hayóm”. Comenzando por la letra Yud de palabra
Yavó/Venga y tomando cada primera letra de las demás palabras encontramos el
Nombre de HaKadósh Barúj Hu:
Arur Hamán pensaba que su alegría sería
permanente, pero no sabía que ese día sería el último que pasaría con vida: Ester
5:13.- Pero todo esto de nada me sirve cada
vez que veo al judío Mordejai sentado a la puerta del rey.
Espiritualmente
hablando debemos estar siempre sentados a la puerta del Rey. En Hebreo está escrito:
“Zéh Einenu Shoveh Lí”. / “Esto de nada me sirve”. Si tomamos la última letra
de cada palabra, el Nombre del Eterno se encuentra escrito a la inversa:
Cuando
El Eterno se le apareció a Moshé Rabenu en la zarza, Ben Amram le preguntó:
Shemót 3:13. - Y dijo Moshé a Di-s: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo, El Di-s de sus padres me ha enviado a ustedes; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14 Y respondió Di-s a Moshé: “Seré El Que Seré”.
El rey Ajashverosh preguntó a Hadassah: Ester 7:5.-
Y respondió el rey Ajashverosh, y dijo a la reina Esther: ¿Quién es, y dónde
está, aquél a quien ha llenado su corazón para actuar así? En la pregunta: ¿Quién
es, y dónde está, aquél?, en Hebreo está escrito: “Hu Zéh Veei Zéh”. Comenzando
desde la letra Hei de la palabra Hu/Él y después tomamos la última letra de
cada palabra podremos encontrar escondido el Nombre Eheyéh/Seré, el mismo
atributo que El Eterno dijo a Moshé:
El castigo de Hamán se acercaba, el
Midá Kenegued Midá era inminente: Ester 7:7.- Se Levantó luego el rey del
banquete del vino en su ira, y se fue al huerto del palacio: y se quedó Hamán
para procurar de la reina Esther por su vida; porque vio que estaba determinado
para él el mal de parte del rey.
La expresión: “Porque el mal estaba
determinado para él”, en Hebreo se escribe: “Ki Jaletah Eláv Haraah”. Si
tomamos la segunda letra de cada palabra, a partir de la Letra Yud de la
palabra Ki/Porque, encontraremos el Nombre del Creador del Universo:
Ciertamente El Eterno se mostró de una
manera formidable a Su Pueblo en tiempos de Ester. Asimismo se ocultó por
modestia del texto literal de la Meguiláh, pero Emerge Majestuoso a través del
lenguaje Sagrado por medio del cual Él hizo el universo.
¡ Baruj HaShem !
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Muy Hermoso
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