20 septiembre 2014

Parashá Nitzavim: Devarim/Deuteronomio 29: 9 – 30: 20, Por: Maestro Thyto Eliyahu Ovadyah Humberto.


Divrei Eliyahu Ovadyah

La presente sección de la Toráh: Nitzavim/Firmes, es leída siempre en el Shabbát anterior a la Fiesta de Rosh HaShanáh, pues comienza diciendo: “Todos ustedes se encuentran hoy firmes ante el Eterno”, lo cual es una aseveración de que estaremos firmes, y saldremos victoriosos durante el juicio ejecutado ese día por El Elyón a todos los seres humanos del orbe. Asimismo la palabra Atém/Ustedes contiene las mismas letras de la palabra: Emét/Verdad, de modo tal que la Toráh nos da estabilidad espiritual para salir bien librados durante la sentencia en el Yom HaDín/Día del Juicio. Algo muy importante que menciona Moshé, es que El Eterno ha establecido como Su pueblo a Israel, y que Él es nuestro Dios, tal como Prometió y Juró a nuestros Padres: Avraham, Yitzják y Yaacov. Recalca también algo muy importante: “Y no solo con ustedes concretó ese Pacto, sino con él que no está presente hoy”. No se refiere a los Guerim/Conversos, pues el Talmud Bavli dice que sus Neshamót/Almas también estuvieron de pie ante el Sinaí recibiendo la Toráh. El Pacto concretado es para todas las generaciones de Israel, nosotros el Pueblo Elegido de entre todas las naciones y Amado por HaKadósh Barúj Hu.


Moshé recuerda que nuestro pueblo fue esclavo en Mitzráyim y como tal presenció la terrible idolatría que allá se practicaba, por eso declara que quizás haya hombre, mujer, familia o tribu cuyo corazón se desvíe del Eterno para ir a adorar las vanidades de los pueblos. Tal vez haya alguna raíz de amargura, que a pesar de escuchar las palabras de este Pacto alguna  persona diga: “Me irá bien, aunque haga lo que me dicte el corazón”. Entonces El Eterno apartará a esa persona de entre las tribus para su desgracia, y quedará a merced de todas las maldiciones de este libro de la Toráh. 

Lekutiel Ben Amram también nos dice, que no podemos saber lo que El Eterno no ha revelado: “Las cosas ocultas pertenecen al Eterno nuestro Dios. Pero las reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Toráh”. En el texto hebreo las palabras: “Lanu Ulebanenu”/ “A nosotros y a nuestros hijos”, tienen un punto encima de cada letra, lo cual significa según los Jajamim Jazal del Talmud Bavli, que los Israelitas somos recíprocamente responsables ante El Eterno, a partir del juramento que hicimos de cumplir la Toráh, cuando estuvimos de pie en los montes Guerizim y Eival. 

Si usamos la matemática espiritual, entenderemos que la palabra: Laavod/Para servir/labrar/trabajar (Bereshit 2:5) tiene un valor numérico de: Lámed=30 Áyin=70, Bet=2, Dálet=4, total=106. Este es el mismo valor numérico de la palabra: Eloheijem/Su Dios (Bereshit 43:23): Álef=1, Lámed=30, Hei=5, Yud=10, Caf=20 y Mem=40, valor total=106. Las personas que adoran o veneran imágenes, en realidad están confiando en ellas como si fueran Su Dios. Nosotros los Judíos somos privilegiados, porque solo Adoramos y Servimos al Eterno, El Único y Verdadero Dios, pues no hay otro fuera de Él. El Shadday Creó al ser humano, a los animales y también Hizo los cielos y la tierra.


En el Pérek treinta, pasúk uno en adelante, la Toráh nos muestra en palabras de Moshé, que la Teshuvá/Retorno-Arrepentimiento es primordial entre nuestro pueblo para que se acabe el Galút/Diáspora: “Cuando experimentes la bendición y maldición que he puesto ante ti, entre todos los pueblos que El Eterno tu Dios te esparza, medita en tu corazón acerca del asunto, y retornarás al Eterno tu Dios y obedecerás Su Voz, harás todo  lo que yo te ordeno hoy, tú y tus  hijos con todo tu corazón y toda tu alma. Entonces El Eterno tu Dios te hará regresar del cautiverio, se compadecerá de ti, y te reunirá otra vez de entre las naciones por las cuales El Eterno tu Dios te hubo diseminado”. 

Por eso dice nuestra tradición: “La Shejiná/Presencia Divina regresará junto con Israel del exilio”. Poseeremos de nuevo la tierra prometida, El Eterno nos hará prosperar, y seremos más numerosos que nuestros antepasados. El Eterno circuncidará nuestro corazón y el de nuestros hijos para que Lo Amemos con todas nuestras almas, y así vivamos delante de Él; entonces El Eterno hará caer todas las maldiciones de esta Toráh sobre nuestros enemigos. Esto sucederá cuando obedezcamos Su Voz, cuidando sus Mitzvót y decretos que están escritos en este libro de la Toráh, y retornemos a Él con todo nuestro corazón y toda nuestra alma.


La Toráh no está en el cielo para que digamos: ¿Quién subirá al cielo para que nos la traiga? (¡Ya lo hizo Moshé de una vez por todas!), tampoco está más allá del mar para que digamos: ¿Quién atravesará por nosotros el mar par que nos la traiga y nos la dé a conocer para que la llevemos a la práctica? ¡La Toráh está dentro de nosotros, cercana a nuestro corazón, en nuestra boca para que la vivamos! El Eterno cuando Hizo, Creó y Formó al ser humano lo dotó de inteligencia y libre albedrío, es por ello que se nos dice: “Hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal”. Sin embargo se nos exhorta a escoger lo mejor: “Yo te ordeno hoy que ames al Eterno tu Dios, que andes por Sus caminos, cumpliendo Sus Mitzvót, Sus decretos y Sus leyes. Así vivirás y te aumentarás, y El Eterno tu Dios te Bendecirá en la tierra a la que te diriges para tomar posesión”. 

En cambio si rehusamos hacerlo, se nos exhorta: “Si tu corazón se aparta y no quieres obedecer, y te dejas arrastrar para prosternarte y adorar dioses ajenos, seremos exterminados como Pueblo y no viviremos mucho tiempo en la tierra”.  “Hoy mismo convoco a los cielos y la tierra como testigos, de que pongo ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida para que vivas tú y tu descendencia. Ama al Eterno tu Dios, obedécelo Apegándote a Él, pues Él es tu vida y la prolongación de tus días en la tierra que El Eterno juró que daría a tus ancestros, a Avraham, Yitzják y Yaacov”.


Haftaráh Nitzavim: Yeshayahu/Isaías 61:10 – 63: 9.

El Profeta hace un símil del casamiento hebreo, en el cual el novio cubre a la novia con su Talit/Manto, para simbolizar su protección hacia ella a partir de ese momento, ambos se atavían con las mejores ropas, y ella usa las mejores joyas. De la misma manera El Eterno nos cubre con la Justicia por medio de Su Talit de Gloria, nos viste con Su Salvación y nos ensalza sobre las naciones de la tierra.


10 Me regocijaré intensamente con El Eterno, mi alma se regocijará por mi Dios, pues me ha vestido las ropas de la salvación y con la túnica de la rectitud me ha cubierto, como un novio que luce su esplendor y como una novia reluciente con sus alhajas. 11 Pues, así como la tierra hace crecer su producto y una huerta produce sus brotes, así El Señor El Eterno, hace que la rectitud y la alabanza broten ante todas las naciones.

La Toráh nos enseña que si obedecemos lo que está escrito en ella, y amamos con todas nuestras fuerzas a su Autor, entonces disfrutaremos de todas las  bendiciones plasmadas en su interior. No es difícil cumplir las Mizvót, porque si lo hacemos con plena convicción y amor, de ninguna manera representarán una carga para nosotros, sino que nos ayudarán a que la vida sea mucho mejor de lo que podemos pensar o imaginar. ¡Te deseo un Bendecido Shaná Továh Umetukáh 5776!

¡Shabbát Shalóm VeShavúa Tov!

25 de Elúl de 5774/20 de Septiembre del 2014, Hermosillo, Sonora, México.

Por: Maestro Thyto Eliyahu Ovadyah Humberto.

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