Divrei Eliyahu Ovadyah
Moshé
en la presente sección de la Toráh menciona el libre albedrío que poseemos al
decir: “Reé/Mira yo presento ante ustedes la bendición y la maldición. La
bendición si obedecen los mitzvót del Eterno su Dios que yo les ordeno hoy. Y
la maldición si no los obedecen y se apartan del camino que yo les prescribo
siguiendo a otros dioses que nunca conocieron”. El Eterno no nos obliga de
ninguna manera a Obedecerle, somos libres de seguirle o de no hacerlo, más sin
embargo, las consecuencias de nuestras decisiones repercutirán tarde o temprano
en nuestras vidas, ya sea de una manera positiva o negativa. La palabra:
Berajá: Bet=2, Resh=200, Caf=20 y Hei=5, total=227, tiene el mismo valor
numérico que la palabra: Vayaatziméhu/Y lo hizo más fuerte (Tehilá 105:24):
Vav=6, Yud=10, Áyin=70, Tzadi=90, Mem=40, Hei=5 y Vav=6, total=227. Esto nos
enseña que si El Eterno nos bendice, entonces prosperaremos en todos los
ámbitos de nuestra vida.
En el momento en que Moshé habló estas palabras nuestro pueblo
estaba a punto de conquistar la tierra y Avigdor Ben Amram da al pueblo un
mandamiento para recordar lo que ha dicho: “Cuando El Eterno te introduzca en
la tierra, ubicarás personas que bendicen mirando ante el monte Gerizim.
Asimismo pondrás personas maldiciendo mirando hacia el monte Eval, por tanto
sean cuidadosos en cumplir los decretos y leyes que hoy presento ante ustedes”.
Al estar habitando dentro de la tierra prometida a nuestros padres nuestro
pueblo debía destruir todos los altares idolátricos e imágenes para borrar los
nombres de esas vanidades para siempre. Se nos enfatiza que al Eterno no
debemos Adorarlo como lo hacen los idólatras, sino única y exclusivamente en el
lugar que Él escogiere de entre todas las tribus para establecer allí Su
Nombre. La tehilá 78:68 nos
dice que tribu es la elegida: “Sino que escogió la tribu de Yehudá, el monte de
Tzión, al cual amó. Y Divrei HaYamim Bet/2 de Crónicas 6:6 nos muestra que
ciudad es la preferida por HaKadósh Barúj Hu: “Pero a Yerushaláyim he elegido
para que en ella esté Mi Nombre”. ¡No queda duda alguna de cuál es la tribu y
la ciudad escogida por el Shadday!
Se
nos dice que habrá un lugar específico para que repose sobre él, El Nombre del
Eterno, al cual se deben llevar todos los Korbanót y ofrendas para regocijarnos ante Su
Presencia junto con todas las personas que vivan en la comunidad. Aquí se alude
al Mishkán y al Bet HaMikdásh. Se nos manda que podemos comer la carne de un
animal Kosher/Kasher, siempre y cuando su sangre la hayamos vertido como agua
sobre la tierra y no la bebamos como lo hacen los paganos. Además el diezmo de
los cereales, vino, aceite y de los primogénitos de los animales debía comerse
ante El Eterno en Yerushaláyim y no en otro lugar. Se nos exhorta a que debemos
hacerlo con regocijo y de no olvidar a los Leviim que reciben el diezmo,
debemos apoyarlos. Si el lugar que escogió El Eterno está demasiado lejos se
podrán faenar animales tanto del ganado mayor como del menor de la forma que El
Eterno nos enseñó (Por medio de la Shejitá).
No
debemos añadir ni quitar nada a las ordenanzas que hemos recibido. Se nos
advierte que si un profeta o soñador de sueños nos muestra una señal, u ocurre
un milagro y ambos se cumplen, y además de esto aún si nuestro hermano,
madre, padre, hijo, hija, esposo o esposa o una ciudad
entera de personas idólatras nos invitan a seguir a otros dioses, no debemos
hacerles caso, pues Dios quiere ponernos a prueba para saber si lo amamos con
todo nuestro corazón y toda nuestra alma. A El Eterno debemos Seguirlo,
Reverenciarlo, Servirlo, apegarnos a Él, cumplir Sus preceptos y escuchar Su
Voz. Nosotros somos hijos del Eterno nuestro Dios, por
tanto no debemos emular las costumbres de los paganos haciéndonos heridas o
tatuajes en nuestro cuerpo, ni tampoco debemos raparnos ninguna parte de la
cabeza por señal de duelo.
Somos
un pueblo consagrado para El Eterno nuestro Dios, pues Él nos ha elegido de
entre todos los pueblos de la tierra para que seamos el más preciado pueblo que
existe sobre la tierra. Es por ello que nos dio las leyes dietéticas de no
comer animales impuros que Él prohíbe en Su palabra. Tampoco debemos comer la
carne de un animal Kosher/Kasher que fue despedazado por las fieras, tampoco
debemos cocer al cabrito en la leche de su madre. Debemos separar el segundo
diezmo de la cosecha y comerlo ante El Eterno en el lugar que Él ha escogido
para reposar Su Nombre. En caso de que no podamos separar el maaser/diezmo
porque estamos lejos del lugar que El Shadday escogió, entonces debemos
sustituirlo por dinero y comprar en ese lugar cualquier cosa que deseemos e
ingerirla allí. También al final de cada tres años debemos separar el diezmo
para los Leviim, los extranjeros, los huérfanos y las viudas para que coman y
se sacien. De esta forma El Eterno nos bendecirá en todo cuanto hagamos.
Al
final de cada siete años debemos condonar las deudas en honor al Eterno. De
esta forma no habrá menesterosos entre nosotros, pues El
Eterno nos bendecirá abundantemente en la tierra, solo si obedecemos Su Voz
como ha prometido. Prestaremos a otros pueblos, y no tendremos necesidad de
pedir prestado. Dominaremos a muchas naciones, y ellas no nos dominarán. No
debemos endurecer nuestro corazón, ni cerrar nuestra mano ante el menesteroso.
Debemos abrirle nuestra mano generosamente y darle lo que necesita. El Midrásh
nos dice: “Tres acciones tienen el poder de provocar la abolición de decretos
Celestiales: 1. El arrepentimiento, 2. El ofrecer caridad, 3. Las plegarias”. Además si un hombre y mujer
hebreos son vendidos, solo trabajarán seis años, y al séptimo
saldrán libres. No debemos despedirlos con las manos vacías, sino con generosos
regalos: Animales, cereales, vino. Le daremos de todo aquello con que te haya
bendecido El Eterno nuestro Dios. No olvidemos que fuimos esclavos en Mitzráyim
y el Eterno nuestro Dios nos liberó.
De
igual forma que el primogénito varón humano, todo primogénito macho del ganado
será consagrado al Eterno nuestro Dios. No debemos hacerlo trabajar, ni tampoco
esquilarlo, sino que cada año lo comeremos en el lugar que escogió El Eterno.
Si el animal tiene un defecto físico entonces no debemos sacrificarlo a Él,
sino debemos comerlo en la ciudad en que vivamos, podemos consumir su carne,
pero no beber su sangre: Tenemos que verterla como agua sobre la tierra, tal
como expliqué anteriormente (En la sangre está la vida del animal, por tanto no
debemos ingerirla). Se nos recuerda cumplir con las Shalósh Regalim/Tres
ocasiones (Son las fiestas de Pésaj, Shavuót y Sukkót), aunque la palabra Regalim
proviene de la palabra Raglaim/Piernas o pies, ya que las personas solían
acudir a pie a Yerushaláyim para observar estas tres fiestas caminando largas
distancias desde sus lugares de origen.
Haftaráh Reé: Yeshayahu/Isaías 54:11 - 55:5.
11¡Pobre
afligida, atormentada y desconsolada! Mira, Yo haré tu piso de gemas y tus
cimientos de zafiros. 12 Haré tus ventanales de rubíes, tus
portales de piedras brillantes, todo tu territorio de piedras preciosas. 13 Todos tus hijos serán estudiosos del
Eterno y abundante será la paz de tus hijos. 14 Merced a tu rectitud serás establecida.
Aléjate de la opresión y del pánico, pues no se acercará a ti. 15 En verdad debe temer quien se haya
alejado de Mí. Quien te enfrente agresivamente caerá ante ti. 16 Mira, Yo he creado al herrero, que
sopla el fuego del carbón y extrae la herramienta para su oficio; y Yo he
creado al destructor para demoler. 17 Ningún arma forjada contra ti tendrá
éxito y a toda lengua que en juicio se levante contra ti, condenarás. Ésta es
la herencia de los servidores del Eterno, y su rectitud proviene de Mí, dice El
Eterno.
¡Shabbát Shalóm VeShavúa Tov✡!
¡Que Tu amor hacia el Eterno no disminuya y le entregues tu
corazón, alma y voluntad!
27 de Av de 5774/23 de Agosto del 2014, Hermosillo, Sonora, México.
27 de Av de 5774/23 de Agosto del 2014, Hermosillo, Sonora, México.
Por: Maestro Thyto Eliyahu Ovadyah Humberto.
Derechos de autor/Copyright © registrados en México.
Y Q
Me encanta este blog. Excelentes enseñanzas, gracias
ResponderEliminar¡Bendito Sea El Eterno!. Es un placer poder compartir las enseñanzas.
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