08 julio 2014

Cuidado! con el veneno espiritual de la difamación!

“Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no pecar con mi lengua”. (Tehilá 39:1).




La Toráh nos explica en la Parashá Jukát: “Y habló el pueblo contra Dios y Moshé: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? que ni hay pan, ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano”. (Bemidbar 21:5). Ellos cometieron Lashón Hará/Calumnia y Rejilút/chisme en contra de HaKadósh Barúj Hu y Su siervo, al igual que en el principio lo hizo el Najásh/Serpiente al engañar a Javá. (Bereshit 3:1).

La siguiente historia nos ilustra que la mala lengua es perniciosa: "En el futuro, se reunirán los animales frente a la serpiente y le dirán: entendemos que el león pisa y come, que el lobo caza y trae a su presa a su guarida y después la come (ciertamente tienen placer de su caza y comida), pero tú, serpiente: ¿Qué placer tienes cuando muerdes y matas? (pues finalmente no come a sus víctimas). Les respondió la serpiente: "No hay ventaja para el hablador". (Kohélet 1.11)". (Talmud Bavli, Taanit 8a).

Por eso Shelomó HaMélej nos explica: “Muerde la serpiente cuando no está encantada, y el lenguaraz no es mejor” (Kohelet 10:11). Por eso el castigo para los calumniadores de nuestro pueblo fue Midá Keneguéd Midá/Retribución por retribución, ya que la Toráh nos explica: “Y El Eterno envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel”. (Bemidbar 21:6).

Pero la Teshuvá/Arrepentimiento puede hacer Tikkún/Corrección: Entonces el pueblo vino a Moshé, y dijeron: Hemos pecado por haber hablado contra El Eterno, y contra ti: Ruega al Eterno que quite de nosotros estas serpientes. Y Moshé oró por el pueblo. (Bemidbar 21:7).

Por eso la persona que era mordida por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y era sanada debido a su arrepentimiento. (Bemidbar 21:8), y también recordaba que su mal hablar era similar a la lengua del ofidio primigenio. (Bereshit 3:4).


La calumnia es un veneno espiritual que afecta a tres personas: Al hablador, a quien lo escucha y a la persona que es calumniada, así que debemos cuidar lo que hablamos y aún lo que escuchamos, no vaya a ser que seamos contaminados con su influencia. (Mishlé 26:28). 


Autor: Thyto Eliyahu Ovadyah.

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