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Al contrario de la anterior en la sección corriente no es D'os quien mandó a Abraham sino Moisés quien mandó a los israelitas a explorar y a conocer la tierra que muchas generaciones atrás D'os les había dado. Abraham obedeció al mandato e hizo la transición de Ur a Canaán, de la obscuridad a la luz. En el caso de esta semana, vemos lo contrario. Ahora vemos una situación en la cual hay una ausencia de fe y una abundancia de miedo.
Comparando las dos secciones vemos que son dos lados de la misma moneda. La salida de Ur y de Sinaí requería actos de coraje y de valentía. Para realizar esta salida había la necesidad de abandonar lo bien conocido y de aceptar que la vida se compone del riesgo. Las dos salidas comparten un tema en común: Sin un sentido de fe optimista, nos falta el coraje de soñar y nos hacemos esclavos eternos del temor.
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Los que son optimistas realistas siguen un camino diferente en la vida. Por eso los dos espías positivos dijeron: "Im jafetz banu ha'Shem v'hevi otanu el ha'aretz ha'zot utnah lanu eretz asher hi zavat jalav udvash/Si D'os lo desea, nos hará entrar en la tierra y entregárnosla, porque es una tierra llena de leche y miel" (14:8). Se dieron cuenta que no sería fácil conquistar la tierra pero con la fuerza de la fe y un sentido de dedicación, estaban seguros que iban a tener éxito. Caleb y Joshua eran los dos espías optimistas y nos enseñaron una lección importante: pesimismo puro no logra nada. Los pesimistas no solamente impiden su avance sino también el avance de sus conocidos y colegas.
El judaísmo es una religión de optimismo. Desde nuestra perspectiva, ser optimista es ser una persona de fe y ser pesimista es vivir sin fe. Para nosotros desde los tiempos de Abraham estamos en un viaje de fe y de optimismo. Somos el pueblo que ha enfrentado casi todo lo malo producido por el ser humano y a pesar de todo nunca perdimos nuestra fe. A veces como en Europa nazi ser optimista no fue fácil, pero fueron los optimistas quienes sobrevivieron el holocausto y desde las cenizas de la civilización europea, transformaron la intolerancia europea en la esperanza de Israel.
Ser optimista es santificar el pasado y abrazar el futuro. Como un pueblo de fe no hay alternativa sino recordar las palabras de Caleb y de Joshua: Sean fuertes y valientes. Como en el caso de nuestros antepasados no tenemos ninguna alternativa. ¿Qué es usted, optimista o pesimista? ¿Resuelve problemas o los hace peor?
Dr. Rabbi Peter Tarlow, Director en Centro para las relaciones hispano-judías Texas A&M Hillel hispanicjews.com
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