Recorriendo las páginas del famoso libro 'La lista
de Schindler', de Thomas Keneally (que luego fue materializado en el cine por Steven
Spielberg), no
pude contener las ganas de escribir unas líneas sobre el protagonista real de
esta historia: Oskar Schindler, un verdadero salvador en tiempos del Holocausto Nazi.
Católico y Donjuán empedernido, Schindler, o también conocido como Herr Direktor, nació en el año 1908 en Zwittau, Moravia (actual Svitavy), Bohemia (en donde para ese entonces era parte del Imperio Austrohúngaro, actualmente lo que sería la República Checa), en el seno de una rica familia católica dedicada a los negocios.
A la edad de los 22
años, en el año 1930, Schindler se afilió al Partido Nazi por
necesidad, siendo reclutado al poco tiempo por la SS (organización nazi) como informante para los
altos rangos nazis, dado a su gran cantidad de contactos comerciales.
Con el pasar de los
años, Schindler adquiere una fábrica en Cracovia, la cual su dueño adaptó para
fabricar elementos de campaña. Como la mano de obra alemana era muy cara, el
empresario optó por utilizar sus contactos dentro de las SS, para utilizar a
los judíos que se encontraban dentro de los campos de concentración, los cuales
comenzaron a trabajar durante el día en su fábrica, y por la noche volvían bajo
custodia de guardias.
Gracias a esta
convivencia diaria con los judíos capturados, Schindler comenzó a tomar
conciencia sobre el destino de sus empleados, optando por comprar cada uno de
ellos para uso exclusivo dentro de su fábrica, de modo que así podría salvarlos
del terrible destino que les depararía los campos de concentración.
Es así como
Schindler, pudo proteger a los judíos trabajadores de su fábrica y salvarlos de
morir en los campos de exterminio nazis, salvando a finales de 1944 a unos
1.200 judíos polacos.
Irónicamente, el
empresario terminó quedando casi en la bancarrota, siendo perseguido por haber
pertenecido a la SS. Tras idas y venidas hacia la Argentina, donde se encontraba su esposa (de la cual luego
se divorció), en 1960, el gobierno de Israel reconoce su iniciativa salvadora
para con los prisioneros de Plaszow, y es declarado “Justo entre las
Naciones” y tiempo después fallece en Hildesheim a la edad de 66 años en la
mayor indigencia en el año 1974, siendo sepultado en el cementerio católico de
Jerusalén.
En la contratapa del libro, encuentro una frase que resume esta increíble historia: Quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero. Una buena afirmación para recordar la vida de este hombre, que a escondidas pudo salvar a muchos, llenando de esperanza a muchos hombres más que esperaban figurar en la llamada lista Schindler.
En la contratapa del libro, encuentro una frase que resume esta increíble historia: Quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero. Una buena afirmación para recordar la vida de este hombre, que a escondidas pudo salvar a muchos, llenando de esperanza a muchos hombres más que esperaban figurar en la llamada lista Schindler.
Autor: Paco Canizares
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