Analicemos... la energía de
los comienzos. Tanto Rosh Hashaná como Pésaj son comienzos del año. Rosh
Hashaná es el momento de una creación nueva del ser humano como individuo;
Pésaj es el momento de una creación nueva del pueblo judío. ¿Qué podemos
aprender de este hecho?
Las fuerzas espirituales que cada año operan en la época de Pésaj son de tal
naturaleza que el pueblo judío (y, de hecho, cualquier individuo judío) podría
alcanzar lo imposible si las utilizara. Un intento por avanzar, por alcanzar un
nuevo nivel de sensibilidad, de desarrollo personal, podría tener un cierto
grado de éxito en Pésaj que sería mucho más difícil de alcanzar en cualquier
otro momento.
Hay una asistencia divina especial en esta época que hace posible la
adquisición de muchos niveles de desarrollo en un solo salto; en circunstancias
normales, dichos niveles tendrían que ser adquiridos con mucho esfuerzo y
gradualmente. La palabra "Pésaj" misma significa "salto";
en un sentido profundo connota saltar a niveles de crecimiento que normalmente
sólo podrían ser alcanzados uno por uno.
Esta energía es particularmente intensa en la primera noche de Pésaj; es un
momento de inspiración intensa. Las fuentes cabalísticas señalan que en las
demás noches, el ma'ariv (el rezo nocturno) que rezamos opera
ciertas conexiones en los mundos superiores, pero en la primera noche de Pésaj
estas conexiones son hechas automáticamente; nuestra labor no es necesaria.
Siendo así, ¿por qué rezamos el rezo de ma'ariv en la noche del séder? Para
conectarnos con lo que está ocurriendo en los mundos superiores, para hacer que
desciendan hasta nuestro nivel algunas de esas energías. Esta noche no necesita
nada de la protección usual que es necesaria en las demás noches; en sí misma
es leil shimurim, "noche de protección". En esa noche
somos protegidos por Dios en mucha mayor medida que en las demás noches del
año. Es realmente "diferente de todas las demás noches". Preguntemos
entonces a un nivel más profundo la vieja cuestión de la Hagadá: "¿Por qué
esta noche es diferente de las demás noches?"
Aplicando los principios que previamente hemos
discutido, podemos comenzar a comprender por qué esta noche tiene un poder
inigualable: ésta fue la primera noche en que se comió el korbán pésaj,
la ofrenda de Pésaj. El suceso culminante de las diez plagas, la muerte de los
primogénitos egipcios, ocurrió a la medianoche. Nuestros hogares fueron
"pasados por alto" por Dios cuando Él mismo, sin el intermedio de
agentes angélicos, abatió a los egipcios. El éxodo comenzó; la redención se
puso de manifiesto. El momento de la redención ocurrió a una rapidez
impresionante (k´jéref ain -como un parpadeo): no hubo tiempo para
que el pan fermentase y, por ello, fue sacado de Egipto en forma de matzá,
pan ázimo. Estos eventos son la expresión física de energías indescriptibles
activadas en un nivel trascendental. ¿Qué podemos comprender acerca de la
naturaleza de estos eventos y de sus raíces espirituales? ¿Cuál es el
significado profundo de esta rapidez o de la esencia de la matzá?
La primera noche de Pésaj. Una energía
increíble, una oportunidad increíble. Un tiempo para el comienzo trascendente.
Un tiempo para inspirar a los niños, primerizos en el camino de la
espiritualidad. Un tiempo para sentirse inspirado. Un tiempo para alcanzar lo
imposible, para elevarse por encima del tiempo.
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